domingo, 25 de diciembre de 2011

SÍMBOLOS NAVIDEÑOS

Guido Marini: «El Belén nos une de forma sencilla al misterio de Navidad»

"El hijo de Dios se hace hombre para nosotros y para nuestra salvación"

«El Belén y el árbol de Navidad tienen la capacidad de recordar los grandes contenidos del misterio de la Encarnación». Guido Marini, maestro de las celebraciones litúrgicas vaticanas, explica la importancia de estos dos símbolos navideños. 

-¿Por qué los cristianos deben colocar el Belén en sus casas cuando llega la Navidad?
-El símbolo típico de la Navidad claramente es el pesebre. De una forma singular tiene la capacidad de representar el gran misterio de la Natividad, uniendo la celebración del misterio con la piedad popular. Hace así muy cercano al sentimiento de la gente, de la forma más sencilla, este gran misterio que está en el corazón de nuestra salvación.

-¿Y el árbol? ¿Está bien ponerlo?
-También el árbol de Navidad tiene su simbología rica e importante, porque los adornos de colores y de luces que se hacen recuerdan la humanidad nueva que brota del misterio de la Encarnación. Es por tanto como un revestimiento nuevo, una luz nueva, un color nuevo que la humanidad toma justo a partir de esa noche en la que el hijo de Dios se hace hombre para nosotros y para nuestra salvación. Desde hace muchos años, en la plaza de San Pedro está presente esta doble simbología del pesebre y del árbol de Navidad, porque ambos tienen la capacidad, si son entendidos bien, de recordar los grandes contenidos de este gran misterio.

-¿Qué importancia tiene la liturgia en las celebraciones de la Navidad?
-La liturgia, por supuesto, es otra cosa respecto a estos símbolos de la piedad popular, porque nos hace revivir el misterio de la Encarnación. Nos lleva al corazón de nuestra vida de fe. Ahí no estamos sólo frente a una representación, sino que entramos en el seno del misterio, que también podemos vivir nosotros y que se convierte en una gracia para el presente de nuestra vida.

-¿Qué significado tiene la Misa del Gallo?
-En la noche de Navidad vivimos el misterio de la Natividad. Estamos, por tanto, en el corazón, en el centro. La noche de Navidad tiene una capacidad de implicación en sentido positivo, del aspecto emotivo y sentimental, que de verdad pocas otras celebraciones tienen.

(Fuente: "periodista digital")

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