Un día para apreciar el Don tan grande que es la Vida.
Vida eterna, perdurable y abundante. Que no tiene fin.
Llenarlo de amor y bendición es nuestra tarea,
unidos en oración por esas vidas que entraron
de pronto a la casa del Padre, con sorpresa y asombro.
¡Que la Fe en Jesús conforte a sus familiares y amigos
al creer que la Gloria de Dios se abrió hoy para los suyos!
-Archidiócesis de Santiago de Compostela-
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