La
Santísima Virgen María, en razón de su dignidad de Madre de Dios, fue,
desde el primer instante de su concepción, preservada de toda mancha del
pecado original. Esto supone en María ausencia de pecado, presencia de
la gracia santificante, virtudes y dones y, ausencia de inclinación al
mal. Por eso también se le llama Inmaculada.
Festividad: 8 de diciembre
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