Un año más me dirijo a todos vosotros y, en especial a los padres y madres, para recordaros la importancia que tiene la asignatura de Religión y Moral católica en la formación de los niños, adolescentes y jóvenes.
La formación religiosa católica en la escuela no es un privilegio ni es un añadido artificial
a la formación humana, cultural y técnica, como afirman algunos. La
enseñanza religiosa es fundamental en la formación integral de los
alumnos para lograr el pleno desarrollo de su personalidad, del que no se
puede excluir la dimensión trascendente y religiosa connatural a toda
persona. Al proyectar su luz sobre todas las áreas del pensamiento, la
asignatura de Religión católica da unidad a todo el desarrollo y
maduración de la persona desde la libre adhesión a la Palabra de Dios.
Además es fuente de valores, ayuda a dar sentido a la propia existencia, y promueve el diálogo con la cultura y la convivencia
fundada en el reconocimiento de los derechos y deberes de la persona,
en el respeto a las convicciones morales y religiosas del prójimo y en
el servicio a la causa de la justicia. La convivencia entre los hombres
sólo se realiza si se basa en la verdad y en una correcta comprensión de
la persona humana. A este fin contribuye la clase de Religión católica
al proponer un modelo antropológico acorde con la naturaleza y la
dignidad del ser humano. Finalmente, la clase de Religión ayuda a
conocer y comprender la propia cultura: las fiestas religiosas y
patronales, las templos y catedrales, el arte y la literatura de nuestro
país...; tantas y tantas expresiones culturales, artísticas y
sociales, presentes en nuestra vida cotidiana, no pueden ser entendidas y
valoradas adecuadamente sin tener en cuenta sus raíces y contenidos
cristianos.
Los alumnos adquieren así en la escuela
una formación académica complementaria a la educación en la fe en
Jesucristo, que reciben en la familia y en la Iglesia. Los tres ámbitos
son necesarios pues tienen objetivos, contenidos y medios distintos; de
ninguno de ellos se puede prescindir en el proceso de formación y de
iniciación en la fe y vida cristiana.
En breve se abrirá el periodo de inscripción de los alumnos para el próximo curso escolar. Os recuerdo a los padres católicos que sois vosotros quienes habéis de pedir expresamente la inscripción de vuestros hijos a la asignatura de Religión y Moral católica y, en su caso, animar a vuestros hijos a hacerlo. Es vuestro derecho y además vuestra responsabilidad
como padres católicos: sois los primeros educadores de vuestros hijos y
los primeros responsables de su educación, también de su educación en
la fe;éste fue vuestro compromiso el día de su bautismo.
Os animo, por tanto, a solicitar la
clase de Religión y Moral católica para vuestros hijos, y a animar a
otros padres a hacerlo. Pedidlo expresamente si no se os ofrece en el
colegio o instituto a la hora de la inscripción.Es muy importante para
vuestros hijos y vuestras familias, para el presente y el futuro de
nuestra Iglesia diocesana así como de nuestra sociedad, que elijáis esta
asignatura para vuestros hijos, reclamándola por todos los medios
legales. Al hacerlo, los padres y los alumnos tenéis derecho también a
ser respetados en este ideario, no sólo en la clase de Religión sino en
todas las demás clases, velando para que no se diga nada que menosprecie
vuestra elección ni se enseñe nada que pueda herir la sensibilidad
católica del vuestros hijos.
Si tenéis dudas sobre esta
cuestión, sabed que están a vuestra disposición vuestros sacerdotes y la
Delegación diocesana de Enseñanza. Os recuerdo también que la
participación en la catequesis parroquial nunca ha de ser excusa para
dejar de solicitar la asignatura de Religión en la escuela.
Finalmente recuerdo a todos que, si bien
los padres son los primeros responsables de la educación religiosa de
sus hijos, toda la comunidad cristiana es también responsable; no le
puede ser indiferente que sus miembros más jóvenes vayan o no a clase de
Religión. Todos -sacerdotes, seglares, religiosos, catequistas, etc.-
hemos de valorar la clase de Religión y animar a los padres católicos a
pedirla para sus hijos.
Con mi afecto y bendición,
+Casimiro López Llorente
Obispo de Segorbe-Castellón
(Página web: "Diócesis Segorbe-Castellón")
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