Señor, al comenzar esta Cuaresma:
Te pedimos que nos des un corazón puro,
una gran paz interior,
una gran claridad sobre el gran horizonte,
que se nos abre en este tiempo santo.
Sobre lo que tú quieres que vivamos en nuestras familias, en nuestras comunidades, en nuestras parroquias. Tú estás oculto en medio de nosotros haciendo tu obra.
Y haz que todos podamos ver tu rostro
en todas las situaciones complejas y difíciles.
Te agradecemos, Señor, porque ahora tenemos la oportunidad
de encontrarnos contigo en la calma de la oración,
en el sacrificio del silencio,
en la humildad de la adoración.
Que podamos dilatar nuestro corazón,
de manera que podamos recibir los dones de la Cuaresma.
Y si no somos capaces de hacerlo por nosotros mismos...
Hazlo tú Señor:
Ábrenos a la voz y a la acción purificadora
de tu Espíritu que nos llama a la conversión.
De manera que podamos entrar una vez más
en ese camino de transformación cristiana,
interior, actual, discreta, sencilla,
que se expresa en cada signo de la Cuaresma.
(...)
Así como la descubriste Tú en el silencio
de tus cuarenta días en el desierto,
cuando nos enseñaste a vivir la escuela de la Cuaresma.
Eso es lo que nos invitas a vivir ahora contigo,
Amén.
(P. Fidel Oñoro)
Me encanta las palabras un beso Andra y Judith
ResponderEliminarMuy bonito Lucia.v.a
ResponderEliminarMuy bonito soy angel
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