Construir con Jesús es educar desde la fe. Él camina a nuestro lado, nos ilumina y fortalece.
La experiencia de la fe, nacida del encuentro personal con Dios, es el sustrato para el florecimiento de una hermosa virtud: la alegría. Sin lugar a dudas, confiar plenamente en Jesús, sabernos amados, relacionarnos asiduamente con Él en la oración, vivir el Evangelio, en definitiva, ir transformando nuestros sentimientos y nuestro proceder en los suyos nos hacen estar en paz y sentirnos hondamente alegres. Estar alegre es una seña de identidad del cristiano. Los santos han sabido vivir intensamente esta virtud que aleja de tantas tentaciones, de tantos pecados y que es también uno de los frutos del Espíritu Santo.
Irradiemos la alegría de la fe a nuestro alrededor e iluminemos nuestro entorno con ella.
(Fuente: "El olivo")
Irradiemos la alegría de la fe a nuestro alrededor e iluminemos nuestro entorno con ella.
(Fuente: "El olivo")
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