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Sábado Santo |
La Vigilia Pascual
El sábado santo es un día de
oración junto a la tumba esperando la resurrección. Es día
de reflexión y silencio. Es la preparación para la celebración
de la Vigilia Pascual
Por la noche se lleva a cabo
la celebración de la Vigilia Pascual. Dicha celebración tiene tres
partes importantes que terminan con la Liturgia Eucarística:
1. Celebración del
fuego nuevo.
2. Liturgia de la Palabra.
3. Liturgia Bautismal.
a) Celebración del fuego nuevo:
Al
iniciar la celebración, el sacerdote apaga todas las luces de
la Iglesia, enciende un fuego nuevo y con el que
prende el cirio pascual, que representa a Jesús. Sobre el
cirio, marca el año y las letras griegas "Alfa" y
"Omega", que significan que Jesús es el principio y el
fin del tiempo y que este año le pertenece.
El
sacerdote llevará a cabo la bendición del fuego. Luego de
la procesión, en la que se van encendiendo las velas
y las luces de la Iglesia, el sacerdote canta el
Pregón Pascual.
El Pregón Pascual es un poema muy antiguo
(escrito alrededor del año 300) que proclama a Jesús como
el fuego nuevo.
b) Liturgia de la Palabra:
Después
de la Celebración del fuego nuevo, se sigue con la
lectura de la Palabra de Dios. Se acostumbra leer siete
lecturas, empezando con la Creación hasta llegar a la Resurrección.
Una las lecturas más importantes es la del libro del
Éxodo, en la que se relata el paso por el
Mar Rojo, cómo Dios salvó a los israelitas de las
tropas egipcias que los perseguían. Se recuerda que esta noche
Dios nos salva por Jesús.
c) Liturgia Bautismal:
Suelen haber
bautizos este día, pero aunque no los haya, se bendice
la Pila bautismal o un recipiente que la represente y
se recita la Letanía de los Santos. Esta letanía nos
recuerda la comunión de intercesión que existe entre toda la
familia de Dios. Las letanías nos permiten unirnos a la
oración de toda la Iglesia en la tierra y la
Iglesia triunfante, de los ángeles y santos del Cielo.
El
agua bendita es el símbolo que nos recuerda nuestro Bautismo.
Es un símbolo que nos recuerda que con el agua
del bautismo pasamos a formar parte de la familia de
Dios.
A todos los que ya estamos bautizados, esta liturgia nos
invita a renovar nuestras promesas y compromisos bautismales: renunciar a
Satanás, a sus seducciones y a sus obras. También, de
confirmar nuestra entrega a Jesucristo.
(Fuente: "Catholic.net")
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