27 de septiembre: será beatificado don Álvaro del Portillo,
sucesor de san Josemaría Escrivá del Opus Dei. Un persona que ha sido denominada
como “un hombre que tenía paz y daba paz”.
Para pensar
Habrá verdadera paz en la medida en que cada uno
tenga a Cristo. El Papa Francisco escribió: “Él es la misma Alianza, el
lugar personal de la reconciliación del hombre con Dios y de los
hermanos entre sí” (Jornada de la Paz, 2013).
Hay muchos testimonios de quienes le conocieron. Entre ellos el del
cardenal Palazzini, teólogo moral eminente del siglo XX, quien
apuntaba: “De su saberse hijo de Dios surgían, también en las
circunstancias humanas más difíciles, aquella paz y aquella alegría que
muchos han señalado como la característica más sobresaliente de su
persona. Ante las contrariedades o los peligros, sabía abandonarse
confiadamente en Dios y de este modo conservaba una calma inalterable”.
Habrá más paz en el mundo si comenzamos por vivirla cada uno en donde se halle.
Para vivir
El Decreto de la Congregación de las Causas de los Santos sobre la
heroicidad de las virtudes de don Álvaro afirma: “Era hombre de
profunda bondad y afabilidad, que transmitía paz y serenidad a las
almas. Nadie recuerda un gesto poco amable de su parte, un movimiento
de impaciencia ante las contrariedades, una palabra de crítica o de
protesta por alguna dificultad: Había aprendido del Señor a perdonar, a
rezar por los perseguidores, a abrir sacerdotalmente sus brazos para
acoger a todos con una sonrisa y con plena comprensión”.
Ante el llamado del Papa por la paz, además de rezar por
esos hermanos nuestros perseguidos, podemos comenzar por vivir cada
uno esa lucha por alcanzar esa paz que los santos nos enseñan con su
vida.
(Fuente: "desdelared.com)
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