lunes, 28 de noviembre de 2016

Cuento de Navidad: "Mi mejor Navidad"



Dibujo para colorear un niño pastor con corderos - Dibujos para Colorear y Pintar - Dibujos para colorear FIESTAS - Dibujos para colorear de NAVIDAD - Dibujos para colorear de NAVIDAD NACIMIENTO - Dibujos del PORTAL DE BELEN navideño para colorear
MI MEJOR NAVIDAD 
 
Todos los años, unos días antes de la Navidad, mis hermanos y yo hacíamos un gran Belén en la casa grande de los abuelos. Y poníamos pastores, con ovejas sobre los hombros, ocupaban la entrada del portal. Uno de ellos era más joven que los demás, y tenía los ojos muy grandes. Le habíamos puesto un nombre: el Papán, que significa el que tiene cara de asombro.


Pues bien, recuerdo que en una ocasión, 

después de poner al Papán al lado derecho del portal, me pasó una cosa muy rara. Es como si yo me convirtiera en el Papán, y estuviese allí, mirando al Niño con mis ojos bien abiertos. Estaba viendo algo maravilloso. Una hora antes, cuando estábamos medio dormidos, unos ángeles se nos habían aparecido y nos habían dicho que el Mesías había nacido en Belén. Y ahora yo estaba allí, con un cordero sobre mis hombros, viendo al Niño Dios, a san José y a María. Y no me lo creía. ¿Cómo puedo tener tanta suerte?, me preguntaba. 


Recuerdo que no podía moverme, porque era una figura de barro. Notaba que mis pies estaban hundidos en el musgo, y que de pronto alguien me cogía con sus dedos y me ponía un poco más a la derecha, pero siempre mirando al pesebre. 


Y entonces le dije a Jesús:

-Oh, Señor, yo no sé cómo tengo tanta suerte. ¿Cómo es posible que yo, un pobre pastor, te esté viendo ahí, acostado en ese pesebre donde se echa la paja para que la coman los animales? Te traigo un cordero, pero ¿qué es un cordero para el Rey del mundo? No, tengo que darte algo más grande, algo más valioso. ¿Qué te puedo dar, Jesús, mi amor, mi niño pequeño, mi salvador? 


No sabía qué podía darle. Y entonces le pregunté a la Virgen.

-María, ¿qué puedo darle a Jesús?

Y ella me miró y me sonrió. Y su sonrisa hizo que se iluminase todo el portal con una luz suave y apacible que te hacía sonreír a ti. 


Y me dijo:

-Dale, hijo mío, tu corazón.

De pronto dejé de ser el Papán. Volví a ser yo, y tenía entre mis dedos al Papán. Lo dejé allí, con los pies bien hundidos en el musgo, mirando al Niño, y salí a la calle. Sabía muy bien a dónde tenía que ir: a la casa de mi amigo Marcos. Hacía dos semanas que yo le había dado una torta porque él me había insultado, porque yo le había dicho algo feo también. Así que fui a su casa y le dije:

-Marcos, perdóname.


Y me costó mucho pedirle perdón, porque pensaba que era él el que tenía que pedirme perdón a mí, pero también pensé que eso era darle el corazón a Jesús. Así que fui y se lo dije.


Y él se quedó muy asombrado de que yo le pidiera perdón, se quedó con los ojos muy abiertos, como si fuera el Papán. Creo que aquella Navidad fue la mejor. Desde entonces tengo muy claro que lo que a Jesús más le gusta es que le entreguemos el corazón. Porque así habrá siempre paz entre las personas de buena voluntad. 

*Cuento dedicado al colegio, escrito por el sacerdote Tomás Trigo (al que agradecemos su colaboración). También será grabado en la radio escolar. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario